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LA NATURALEZA HUMANA Y LA ESPIRITUAL SEPARADAS Y DISTINTAS

--Falsos conceptos comunes
--
La Naturaleza Terrenal o Humana
   y la Celestial o Espiritual.
--Gloria Terrenal y Gloria Celestial
--
Testimonio de la Biblia tocante
   a las Seres Espirituales
--
Mortalidad e Inmortalidad
--
¿Pueden los Seres Mortales
   tercer Vida Eterna?
--
Justicia en la concesión de los lavares
--
Un supuesto Principio examinado
--
La variedad en la Perfección
--
Los derechos soberanos de Dios
--
La provisión de Dios para el hombre
   es satisfactoria
--
La elección del Cuerpo de Cristo
--
Cómo se efectuará su cambio
   de Naturaleza


 

 

Church1C.jpg (6458 bytes)     NO PUDIENDO discernir que el plan de Dios para toda la humanidad tiene por mira la restitución a su estado primitivo, o sea, a la perfección humana perdida en el Edén, y que solamente la Iglesia cristiana, siendo una excepción a este plan, obtendrá un cambio de naturaleza, la humana por la espiritual, muchos cristianos opinan que nadie se salvará a menos que no alcance, la naturaleza espiritual.

    Sin embargo, aun cuando las Escrituras señalan promesas de vida, de bendición y de restitución a todas las familias de la tierra, solamente a la Iglesia elegido durante la Edad Evangélica ofrecen y prometen el cambio a la naturaleza divina; no se puede encontrar ningún pasaje que alimente tal esperanza en los demás.

 

Family8.jpg (66939 bytes)     Si son salvas las masas de la humanidad de la degradación, debilidad, dolor, miseria y muerte que resultan del pecado, y si se restauran a la condición de perfección humana disfrutada antes de la caída, estarán tan real y completamente salvos de esa caída como los que bajo "la llamada celestial" de la Edad Evangélica sean hechos partícipes de "la naturaleza divina."
¿Qué es un hombre perfecto?

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    El no entender bien lo que constituye un hombre perfecto, la mala interpretación de los términos mortal e inmortal, y las falsas ideas de justicia, todo junto ha contribuido a este error, y ha oscurecido muchas partes de las Escrituras que de otro modo serían entendidas con facilidad.

    Es una opinión común, aun cuando no está apoyada por ningún texto de la Biblia, que nunca ha habido un hombre perfecto sobre la tierra; que todo lo que vemos de él sobre la tierra es solamente al hombre desarrollado parcialmente, y que para llegar a la perfección necesita llegar a ser espiritual.

    Esta opinión produce confusión acerca de las Escrituras en vez de desarrollar esa armonía y belleza que resultan de "manejar acertadamente la palabra de verdad."

 

Solamente hubo dos hombres perfectos – Adán y Jesus.
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    Las Escrituras enseñan que han habido dos, y nada más que dos, hombres perfectos, -Adam y Jesús. Adam fue creado a la imagen de Dios, esto es: con las facultades mentales de raciocinio, memoria, juicio y voluntad, y con las cualidades morales de justicia, benevolencia, amor, etc., semejantes a las divinas.

    "De la tierra, terreno," él fue la imagen terrenal de un sér espiritual que poseía cualidades de la misma clase, aun cuando se diferenciaba muchísimo en grado, categoría y extensión. A tal grado es el hombre a la imagen de Dios, que El puede decir aun al hombre caído: "Venid y razonemos juntos."

 

Adán fue hecho gobernante sobre todas las cosas terrenales...

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...un poco más bajo que los angeles.

    Así como Jehová es el gobernante de todas las cosas, igualmente el hombre fue hecho gobernante sobre todas las cosas terrenales, conforme a la semejanza de Dios, y teniendo domino sobre los peces de la mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, etc. (Gén. 1:26)

    Moisés nos dice (Gén. 1:3) que Dios reconoció al hombre que había hecho, -no que había comenzado a hacer, sino que ya había completado-y lo consideró como una criatura "muy buena" esto es, perfecta; porque a la vista de Dios nada que no sea perfecto, entre las criaturas dotadas de inteligencia, merece el calificativo de muy bueno.

    La perfección del hombre, como fue creado, se expresa en el Salmo 8:5-8

"Le hiciste un poco inferior a los ángeles, y coronástelo de gloria y honra. Hicístelo en señorear de las obras de tus manos, todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves del cielo y los peces de la mar."

 

"No toda carne es la misma carne, sino que una es de hombres, otra de ganados, otra de volátiles y otra de peces."
I Cor. 15:39

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    Algunos que quieren hacer a la Biblia avenirse con la teoría de la evolución, han pensado que las palabras "un poco" en Heb 2:7, podrían entenderse como un poco de tiempo inferior, en cambio de un grado un poco inferior a los ángeles.

    Sin embargo, no existe ni razón ni autoridad para interpretar de esa manera. Esta es una cita del Salmo 8:5, y una comparación crítica de los textos griego y hebreo no da lugar a duda en cuanto a su significado. Un poco inferior en grado a los ángeles es la idea claramente expresada.

 

 

 

 

 

 

 

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    David, en este salmo se refiere al hombre en su estado original, y proféticamente da a entender que Dios no ha abandonado su plan original de hacer que el hombre sea su propia imagen y el rey de la tierra, y que se acordará de él, lo redimirá y lo restaurará a su lugar.

    El Apóstol (Heb. 2:7) llama la atención al mismo punto-que Dios no ha abandonado su propósito original de que el hombre, en un tiempo perfecto y teniendo gran honor, el rey de la tierra, será recordado, visitado y restaurado. El luego añade que todavía no vemos esta restitución prometida, pero sí vemos el primer paso que Dios ha dado para que se lleve a cabo.

    Vemos a Jesús coronado de esta gloria y de la honra del hombre perfecto, para que El, por la gracia de Dios, como rescate apropiado o sustituto, probara la muerte por todos los hombres, preparando de esta manera el camino para la restitución del hombre a todo lo que había perdido. Rotherham, uno de los traductores más escrupulosos, transcribe este pasaje como sigue:-

"¿Qué es el hombre para que Tú le recuerdes o el hijo del hombre para que le visites?

"Hicístelo menor un poco que los mensajeros con gloria y honor le coronaste y pusístelo sobre las obras de tu mano."

 

"Un poro más" bajo no significa menos perfecto.     No debería deducirse de esto que un grado menor significa menos perfecto. Una criatura puede ser perfecta, y sin embargo en un plano de existencia inferior que otra, así, un caballo perfecto sería inferior a un hombre perfecto, etc. Hay naturalezas diferentes, tanto animadas como inanimadas.

    Para ilustrar este punto hemos preparado la tabla siguiente:-

    

 

Orden
de o
Espirituales

Orden de Seres
SeresTerrestres
Anímeles

Orden
en el Reino Vegetal

Orden en el Reino
Mineral

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Divinos
-------
-------
Angélicos

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Humanos
Brutos
Aves
Peces

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Arboles
Arbustos Hierbas Musgos

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Oro Plata Cobre Hierro

 

Perfectando una naturaleza no cambia la naturaleza.

Hay una variedad en la perfección.

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    Cada uno de los minerales mencionados puede estar completamente puro’ sin embargo el oro es el de más valor. Aun cuando cada orden de plantas llegara a la perfección, todavía existiría la diferencia en su naturaleza y rango. Lo mismo sucede con los animales, si cada especie se perfeccionara, aún habría variedad, porque el perfeccionar una especie no cambia su naturaleza.*

*La palabra naturaleza algunas veces se usa en nu sentido acomodutivo, v. g.: cuando se dice que un perro tiene una naturaleza salvaje, o que un caballo es de naturaleza noble o mala. Al usar la palabra de esta manera solamente se da entender las tendencias de uno comparado con otro, mas no se refiere a la naturaleza en el sentido coompleto de la palabra.

Hay diferencias distintas en cada naturaleza.

El mineral de mayor grado es menor engrado al mas bajo ejemplar del reino vegetal porque en el vegetal hay vida.

 

    Los grados de existencia espiritual, también, aun cuando sean perfectos, tienen la misma relación unos con otros, según sea la especie a que pertenecen-más o meó nos elevada. La naturaleza divina es la más elevada y la superior a todas las naturalezas espirituales. A su resurrección, Cristo fue hecho "un tanto más excelente" que los ángeles perfectos, puesto que la naturaleza divina es superior a la angélica.  Heb. 1:3-5

     Nótese con precisión como aun cuando las clases que se mencionan en la tabla son separadas y distintas, sin embargo se puede formular una comparación con ellas así: El mineral de mayor grado es menor en grado al más bajo ejemplar del reino vegetal, o "un poco inferior" que él, puesto que en la vegetación hay vida.

    Así, la especie superior del reino vegetal es "un poco inferior" a la especie más baja del reino animal, que en sus formas inferiores tiene la inteligencia suficiente para darse cuenta de su existencia.

    De la misma manera, el hombre aun cuando es el mayor de los seres animales o terrenales, es "un poco menor que los ángeles" por ser éstos seres espirituales o celestiales.   

 

Hay un gran contrasto entre la humanidad restaurada y la llena de maleza.

 

 

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    Hay un contraste notable entre el hombre como lo vemos ahora, degradado por el pecado, y el hombre perfecto que Dios hizo a su semejanza. E1 pecado ha cambiado gradualmente sus facciones lo mismo que su carácter. Las generaciones multiplicadas han manchado y echado a perder la humanidad por la ignorancia, el libertinaje y la maldad en general, hasta el punto que en la mayoría de la raza casi se ha borrado la semejanza a Dios.

    Se ha impedido que crezcan las cualidades morales e intelectuales; y los instintos animales, desarrollados indebidamente, ya no están equilibrados por los más elevados. E1 hombre ha perdido la fuerza física a tal grado que aun con la ayuda de la ciencia médica el promedio de su vida es ahora solamente cerca de treinta años, mientras que al principio, bajo la misma pena de muerte, el hombre vivió novecientos treinta años.

    Pero aun cuando el hombre se halla de tal manera manchado y degenerado por el pecado, y su pena correspondiente, la muerte, se lleva a cabo en él, no obstante, durante el Reino Milenario de Cristo, y por medio de él, ha de ser restaurado a la original perfección mental y física, y a la gloria, honor y dominio.

    Las cosas restauradas por medio de Cristo, serán las que se perdieron a causa de la transgresión de Adam. (Rom. 5:18, 19) E1 hombre no perdió un paraíso celestial, sino uno terrestre, y bajo la pena de muerte no perdió una existencia espiritual sino una humana, y todo lo que perdió fue comprado de nuevo por su Redentor, quien declaró que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Luc. 19:10

 

El hombre perfecto nofue un ser espiritual.     Además de lo dicho, tenemos pruebas de que el hombre perfecto no es un sér espiritual. Se nos dice que antes de dejar nuestro Señor la gloria para hacerse hombre, era "en forma de Dios"-una forma espiritual, un sér espiritual, mas dado el caso que para servir como rescate de la humanidad tenía que ser hombre, de la misma naturaleza del pecador cuyo sustituto en la muerte iba a ser, fue necesario que cambiara de naturaleza.

    Y Pablo nos dice que no tomó la naturaleza de los ángeles, un grado inferior a la suya, sino que bajó dos grados y tomó la naturaleza del hombre-se hizo hombre; se "hizo carne."
Heb. 2:16; Fil. 2:7-8; Jn. 1:14

 

Jesus13A.jpg (4363 bytes)     Nótese como esto no solamente enseña que la naturaleza angélica no es el único orden de seres espirituales, sino también que es inferior a la del Señor antes de hacerse hombre, El entonces no ocupaba el lugar tan elevado que ocupa ahora, porque Dios lo ha "exaltado soberanamente" a causa de su obediencia en ser el rescate voluntario del hombre. (Fil. 2:8-9) El ahora es del orden más alto de seres espirituales, siendo (como Jehová) participante de la naturaleza divina.

    Así pues, no solamente hallamos pruebas de que la naturaleza divina, la ángelica y la humana, son separadas y distintas, mas también se nos prueba que el ser un hombre perfecto no significa ser un ángel, como tampoco se puede conjeturar que a causa de la perfección de la naturaleza angélica sean los ángeles divinos e iguales a Jehová; Jesús no tomó la naturaleza de los ángeles, sino una diferente: la de los hombres; no la naturaleza humana imperfecta, como la conocemos ahora, sino la naturaleza humana perfecta. El se hizo hombre: no un sér depravado y casi muerto como son los hombres ahora, sino un hombre en el pleno vigor de la perfección.

 

Jesus, siendo un hombre perfecto, pudo cumplir un ley perfecto.

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    También Jesús tuvo que ser hombre perfecto, pues de otra manera no hubiera podido guardar la ley perfecta que es la plena medida de la habilidad de un hombre perfecto. Y tenía que ser un hombre perfecto, pues de otro modo no hubiera podido servir de rescate (el precio correspondiente-1 Tim. 2:6) por la vida perfecta que Adam perdió.

"Pues siendo así que por medio del hombre vino la muerte, por medio del hombre también viene la resurrección de los muertos." (1 Cor. 15:21)

    Si hubiera sido imperfecto en el menor grado estaría bajo condenación, y por lo tanto, no hubiera sido un sacrificio agradable; tampoco hubiera podido guardar de una manera perfecta la ley de Dios. Un hombre perfecto fue probado, fue hallado falto, y fue condenado, y sólo un hombre perfecto podía pagar el precio correspondiente como Redentor.

    

Solo un hombre perfecto puede dar un precio corespondiente para un hombre perfecto.     Ahora se nos presenta el asunto en otra forma: ¿Si Jesús en la carne era hombre perfecto, como lo demuestran las Escrituras, no prueba que un hombre perfecto es un sér humano carnal, -no un ángel, sino un poco inferior a las ángeles? No se puede errar en la conclusión lógica, y además, tenemos el acerbo inspirado del Salmista (Sal. 8:5, 8) y lo que Pablo dice refiriéndose a este texto en Hebreos 2:7-9

 

 

 

 

 

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    Tampoco fue Jesús una mezcla de las dos naturalezas -la humana y la espiritual. La mezcla de dos naturalezas no produce ni la una ni la otra, sino algo imperfecto, híbrido, sin la aprobación del propósito divino. Cuando Jesús estuvo en la carne fue un sér humano perfecto; antes había sido un sér espiritual perfecto, desde su resurreccion es un sér espiritual perfecto del orden más elevado ^el divino.

    No fue sino hasta el tiempo de su consagración aun hasta la muerte, tipificada en su bautismo, a los treinta años de edad (un adulto según le ley, y por lo tanto el tiempo debido para consagrarse como hombre), cuando El recibió las arras de su herencia de la naturaleza divina. (Mat. 3:16, 17) La naturaleza humana tuvo primeramente que consagrarse a muerte antes de que El pudiera recibir siquiera la seguridad o garantia de la naturaleza divina.

    Y no fue sino hasta que tal consagración se llevó a cabo, y hasta que de hecho E1 sacrificó la naturaleza humana, aun hasta la muerte, cuando Jesús vino a ser de una manera completa participante de la naturaleza divina. Después de hacerse hombre se hizo obediente hasta la muerte, por lo cual Dios lo ha exaltado soberanamente a la naturaleza divina.
(Fil. 2:8, 9)

    Si esta parte de las Escrituras es verdadera, se deduce que no fue exaltado a la naturaleza divina hasta que la naturaleza humana fue por completo sacrificada o muerta.

 

Jesus no fue una combinacion de dos naturalezas.

Dos veces, Jesus experienció un combio de naturaleza.

 

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"Mas cuando vino la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, formado de mujer, puesto bajo la Ley..."
           G
ál. 4:4

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"Y el Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y nosotros vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad."
              Jn. 1:14

Jesus dio el equivalente para lo que Adán perdió.

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"Y tal Sumo Sacerdote nos convenia: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y encumbrado sobre los cielos."
Heb. 7:26

 

    Así vemos que no hubo en Jesús ninguna mezcla de naturalezas, sino que experimentó por dos veces un cambio de naturaleza; primero de la espiritual a la humana, luego, de la humana al más alto orden de naturaleza espiritual-la divina, tanto en un caso como en el otro, dejó una naturaleza para tomar la otra.

    En este ejemplo grandioso de humanidad perfecta que estuvo sin mancha delante del mundo hasta que fue sacrificado por la redención del género humano, vemos la perfección de la cual nuestra raza cayó en Adam, y a la que será restaurada.

    Al constituirse en rescate del hombre, nuestro Señor dio el precio equivalente por lo que el hombre perdió, y por lo tanto, toda la humanidad por medio de fe en Cristo y de obediencia a todos los requisitos, podrá recibir, no una naturaleza espiritual, sino la gloriosa y perfecta naturaleza humana "lo que se había perdido."

    Las facultades y capacidades perfectas del sér humano perfecto pueden ejercerse indefinidamente sobre nuevos y diferentes objetos de interés; asimismo el oonocimiento y la habilidad pueden aumentar en gran manera, mas talos aumentos de conocimiento y de poder no efectuarán un cambio de naturaleza ni la harán más perfecta. Será solamente el desarrollo y amplificación de los perfectos poderes o facultades humanas.

    E1 hombre tendrá sin duda el bendito privilegio de poder aumentar sus conocimientos y pericia por toda la eternidad; sin embargo, siempre será hombre y únicamente estará aprendiendo a usar las facultades de la naturaleza humana que ya posee. Más allá de estos vastos límites no esperará ni deseará avanzar, estando sus deseos limitados al radio de sus facultades.

    Mientras que Jesús como hombre fue una ilustración de la naturaleza humana perfecta, a la cual será restaurada la humanidad en general, sin embargo, desde su resurreccion E1 es la ilustración de la gloriosa naturaleza divina, la cual, a su resurrección, la Iglesia victoriosa participará con E1.

 

"Hay también cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero, uno es el esplendor de los celestes, y otro el de los terrestres."
I Cor. 15:40
    No se debe deducir que los planes de Dios terminarrán al completar esta compañía elegido, solo porque la época presente se dedica principalmente al desarrollo de esta clase a la que se le ofrece un cambio de naturaleza y porque las epístolas apostólicas se dedican a la instrucción de este "pequeño rebaño." Tampoco deberíamos ir al extremo opuesto y suponer que las promesas especiales de naturaleza divina, cuerpos espirituales, etc., que se les han hecho a éstos las ha designado Dios para toda la humanidad.

    Para los talos son "las grandes y preciosas promesas," superiores y por encima de las otras preciosas promesas hechas a la humanidad. Para manejar acertadamente la Palabra de Verdad, deberíamos observar que en las Escrituras, la perfección de la natureleza divina en "el pequeño rebaño," y la perfección de la naturaleza humana en el mundo restaurado, se reconocen como dos cosas separadas.

 

¿Qué es un ser espiritual?

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    Indaguemos ahora más particularmente, ¿Qué son seres espirituales? ¿qué facultades tienen y cuáles son las leyes que los gobiernan? Mucha superstición prevalece en este asunto, y algunos, por no entender la naturaleza de un sér espiritual piensan que tan sólo debe ser un mito. Pero Pablo no demuestra tener tal idea.

    Aun cuando da a entender que un sér humano es incapaz de comprender la superior naturaleza espiritual, no obstante como para resguardarnos de ideas supersticiosas o míticas, claramente dice que hay cuerpos espirituales y también naturales (humanos), uno celestial y uno terrenal, siendo una la gloria del terrestre y otra la gloria del celeste.

    Como hemos visto, la gloria del terrestre se perdió a causa del primer pecado de Adam, y durante el Reino Milenario, Jesús y su Esposa (el Cristo, Cabeza y Cuerpo), la restaurarán a la raza. La gloria del celeste no se ha visto aún, excepto con el ojo de la fe, que por medio del Espíritu, nos la revela en la Palabra.

    Estas glorias son separadas y distintas.
(1Cor. 15:38-49) Sabemos hasta cierto punto en qué consiste el cuerpo natural, terrenal o terrestre, porque ahora lo tenemos, a pesar de que tan solo podemos estimar aproximadamente la gloria de su perfección. Es carne, sangre y huesos, porque "lo que es nacido de carne, carne es."

    Y puesto que son dos clases distintas de cuerpos, sabemos que el espiritual sea lo que fuere, no está compuesto de carne, sangre y huesos; es celestial o espiritual-"lo que es nacido del Espíritu, espíritu es."

    Mas no sabemos todavía lo que es un cuerpo espiritual, porque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser, empero . . . seremos semejantes a El." Jn. 3:6; 1 Jn. 3:2

 

    No se tiene noticia de ningún sér espiritual o humano que haya sido cambiado de una naturaleza a otra, sino el Hijo de Dios, y esto fue un caso excepcional y con un propósito excepcional. Cuando Dios creó a los ángeles sin duda tuvo la intención de que fueran ángeles para siempre, y lo mismo al hombre, cada uno perfecto en su propia esfera. Las Escrituras no dejan traslucir ningún propósito diferente.

    Así como en la creación inanimada existe una variedad hermosa y casi sin límites, de la misma manera en la creación animada y racional es posible la misma variedad en su perfección. Toda criatura en su perfección es gloriosa, pero como dice Pablo, una es la gloria de los seres espirituales y otra, diferente, la de los seres terrenales.

 

Seres espirituales pueden ser presentes y invisibles.

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El servio de Eliseo vio angeles en carrozas.

Seres espirituales pueden tomar cuerpos humanos.

 

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Un angel apareci
ó a Gedeón.

    Al examinar los hechos que se mencionan de nuestro Señor después de su resurrección, y los de los ángeles que son también seres espirituales, de esta manera "comparando cosas espirituales con espirituales" ( 1 Cor. 2 13) podremos obtener algún conocimiento general acerca de los seres espirituales. Primeramente, los ángeles pueden estar presentes y con frecuencia lo están aun cuando de una manera invisible.

"El Angel del Señor acampa en derredor de los que le temen y los defiende," y "¿No son todos ellos espíritus ministradores enviados para hacer servicio a favor de los que están por heredar salvación?" (Sal. 34:7, Heb 1:14-Diaglott)

    ¿Han servido visible o invisiblemente? No cabe duda que lo han hecho de una manera invisible. Cuando Eliseo fue rodeado por una multitud de Asirios, su siervo tuvo temor, Eliseo oró al Señor y los ojos del joven fueron abiertos y vio las montañas que estaban alrededor de ellos llenas de carrozas de fuego y de hombres como fuego.

    También cuando Balaam no podía ver al ángel el asno, cuyos ojos fueron abiertos, pudo verlo.

    En segundo lugar, los ángeles pueden tomar cuerpos humanos y aparecer como hombres. De esta manera a Abraham se le apareció el Señor junto con dos ángeles, y él les preparó una cena de la cual participaron Abraham se supuso que eran tres hombres y no descubrió sino cuando partieron, que uno de ellos era el Señor y los otros dos, ángeles, los que después fueron a Sodoma a libertar a Lot. (Gén. 18:1, 2)

    Un ángel se apareció a Gedeón en forma de hombre, pero después se dio a conocer. Un ángel se apareció también al padre y a la madre de Sansón, y creyeron que era hombre hasta que ascendió al cielo en la llama del altar. Jue. 6:11-22; 13:20

 

Los seres espirituales son gloriosos y lorillosos.

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Saulo de Tarso

   "Siendo el mediodía, vi, oh rey, en el camino una luz del cielo, más resplandeciente que el sol, la cual brillaba en derredor de mí y de los que me acompañaban.
   "Ca
ídos todos nosotros a tierra, oi una voz que me decía en lengua hebrea:
   " Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón.."
Los Hechos de los Ap
óstoles 26:13,14
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     En tercer lugar, los seres espirituales son gloriosos en su condición normal, y con frecuencia se dice de ellos que son gloriosos y brillantes. La faz del ángel que quitó la piedra del sepulcro era "como relámpago "

    Daniel vio un sér espiritual y lo describe de esta manera: "Sus ojos eran como antorchas de fuego, su faz como el relámpago, sus brazos y sus pies eran del color del bronce pulido, y su voz como la de una multitud." Daniel cayó delante de él como si hubiera estado muerto. (Dan. 10:6, 10, 15, 17)

   También Saulo de Tarso vio el cuerpo glorioso de Cristo brillando más que la claridad del sol al medio día, y como consecuencia, perdió la vista y cayó al suelo.

    Hasta aquí hemos visto que los seres espirituales son verdaderamente gloriosos, sin embargo, son invisibles para el hombre, a menos que los ojos le sean abiertos, o que se aparezcan en forma humana-en carne. Esta conclusión se confirma más aún cuando examinamos los detalles particulares de estas manifestaciones.

    Saulo fue el único que vio al Señor, pues los hombres que le acompañaban solamente oyeron la voz sin ver a nadie.
(Hech. 9:7)

    Los hombres que estaban con Daniel no vieron el sér glorioso que él describe, mas cayó grande temor sobre ellos, y hueyeron a esconderse. También este sér glorioso dijo: "El príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días."
(Dan. 10:13)

    ¿Daniel, el muy amado del Señor, cayó como muerto delante de aquel contra quien el príncipe de Persia se puso veintiún días? ¿Cómo es esto? ¡De seguro que al príncipe de Persia no se le apareció en su gloria! Nó, estuvo presente pero invisible, o se le apareció como hombre.

    Nuestro Señor es un sér espiritual desde que se efectuó su resurrección, por consiguiente debe poseer las mismas facultades que vemos demostradas en los ángeles (seres espirituales). Y tal es el caso, como los veremos demostrado en otro capítulo.

 

Las naturalezas espirituales y humanas son de stintas.     De esta manera encontramos que las Escrituras consideran la naturaleza humana y la espiritual como separadas y distintas, y no dan evidencia de que la una evolucione de la otra sino, por el contrario, muestran que sólo unos pocos serán cambiados de la naturaleza humana a la divina, a la cual Jesús, la Cabeza, ha sido ya exaltado.

    Y este rasgo notable y especial en el plan de Jehoyá es con el propósito especial y notable de preparar a éstos como los medios de que Dios se servirá para la gran obra futura de restaurar todas las cosas. Ahora examinemos los términos:

La mortalidad significa que la muerte es posible.

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Mortalidad e Inmortalidad

    Encontraremos su verdadero significado en exacta armonía con lo que hemos aprendido de la comparación de los asertos bíblicos concernientes a los seres humanos y a los espirituales, y con la promesas terrenales y las celestiales.

    Generalmente se le dan significados dudosos a estas palabras, y las ideas falsas acerca de su significado producen opiniones erróneas acerca de asuntos que tienen conexión con ellas, ya sea en el uso general o en relación con las Escrituras.

    "Mortalidad" significa la condición o estado en que la muerte es una posibilidad, pero no es una condición en que la muerte sea inevitable.

    "Inmortalidad" significa la condición o estado en que la muerte no es una posibilidad; no solamente la condiciónn de estar libre de la muerte, sino una en que ésta es totalmente imposible.

    La idea común, aunque errónea, es la de que mortalidad es un estado o condición en que no se puede evitar la muerte; mientras que la idea que generalmente se tiene de la palabra "inmortalidad" se acerca más al verdadero significado.

 

La inmortalidad significa que la muerte es imposible.

Hay una confusión entre mortalidad e iinmortalidad.

    La palabra inmortal significa no mortal, por eso hasta la misma construcción de la palabra indica su verdadera definición. Muchos se confunden cuando procuran determillar si Adam era mortal o inmortal antes de que pecara, porque prevalece una idea falsa acerca de la palabra mortal.

    Razonan que si hubiera sido inmortal Dios no le hubiera dicho: "El día que comieres de él (del fruto prohibido) morirás," puesto que es imposible que muera un sér inmortal. Esta es una conclusión lógica.

    Por otro lado, dicen ellos, ¿si hubiera sido mortal en qué hubiera consistido la amenaza o pena al decirle "Morirás" dado el caso de que el ser mortal (según su definición errónea) de ninguna manera hubiera podido evitar la muerte?

 

La vida mortal se sustiene por elementas externales.

 

    Se verá pues que la dificultad se encuentra en el falso significado que se le da a la palabra mortalidad. Aplíquese la definición correcta y todo estará arreglado. Adam era mortal, él estaba en la condición en que la muerte era una posibilidad. Tenía la vida en su plenitud y perfección, sin embargo, no era vida inherente.

    Su vida era una vida sostenida con "todos los árboles del huerto," excepción hecha del prohibido; durante el tiempo que permaneció obediente y en armonía con su Hacedor, su vida estuvo segura-los elementos para el sostenimiento de la vida no le fueron negados.

    Viéndolo de esta manera, Adam tenía vida, y su muerte era enteramente evitable, sin embargo, se encontraba en la condición en que era posible la muerte era mortal.

 

Adam1F.jpg (3944 bytes)     Ahora surge una pregunta: ¿Si Adam era mortal y se hallaba en prueba, estaba él en prueba para obtener la inmortalidad? La contestación general sería que SI, nosotros decimos NO. Fue puesto a prueba para ver si era digno o no de continuar viviendo y gozando de las bendiciones que ya poseía. Puesto que en ninguna parte se le prometía que si fuere obediente sería inmortal, estamos obligados a poner a un lado talos conjeturas.

    Se le prometió la continuación de las bendiciones de que disfrutaba durante el tiempo que fuera obediente, y fue amenazado con la pérdida de todo-la muerte-si era desobediente. La falsa idea del significado de la palabra mortal hace que la gente en general llegue a la conclusión de que todos los seres que no mueren son inmortales.

    Por lo tanto, ellos incluyen en esta clase a nuestro Padre Celestial, a Jesús nuestro Señor, a los ángeles, y a toda la humanidad. Sin embargo, este es un error. La gran masa de la humanidad que fue libertada de la caída, lo mismo que los ángeles del cielo, serán siempre mortales, aun gozando de una condición de perfección y de dicha, siempre serán de esa naturaleza mortal que podría sufrir la muerte-los gajes del pecado-dado el caso de que pecaren.

    Como en el caso de Adam, la seguridad de su existencia será condicional, basada en la obediencia al omnisciente Dios cuya justicia amor y sabiduría y cuyo poder-el cual motiva que todas las cosas cooperen juntas para el bien de aquellos que le aman y le sirven-habrán sido plenamente demostrados por medio del proceder con el pecado durante el tiempo presente.

 

Solamente la naturaleza divina es inmortal. La gran masa de la humanidad siempie será mortal.

Satanás será destruido que pruebe que los angeles son mortales.

    En ninguna parte de las Escrituras se dice que los ángeles son inmortales, o que la humanidad restaurada lo será. Al contrario, la inmortalidad se atribuye solamente a la naturaleza divina-sólo a Jehová en un principio, más tarde también a Jesús nuestro Señor en su condición actual, soberanamente exaltado, y finalmente por promesa, a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, cuando sea glorificada con El.
1 Tim. 6.16; Jn. 5.26; 2 Ped. 1:4; 1 Cor. 15:53-54

     No solo tenemos la evidencia de que la inmortalidad pertenece únicamente a la naturaleza divina, sino además se nos proporciona la prueba de que los ángeles son mortales con el hecho de que Satanás, uno de los principales entre ellos, ha de ser destruido (Heb. 2:14); si Satanás puede ser destruido, se deduce que, como clase, los ángeles son mortales.

    Considerando el asunto de esta manera, vemos que cuando los pecadores incorregibles sean destruidos, tanto los seres inmortales como los mortales vivirán para siempre llenos de gozo, felicidad y amor; los de la primera clase poseyendo una naturaleza a prueba de muerte, teniendo vida inherente-vida en sí mismos (Jn. 5:25); y los de la segunda, sujetos a una naturaleza susceptible de muerte, sin embargo, no dando lugar a morir a causa de la perfección de su sér y del conocimiento del mal y de la excesiva maldad del pecado. Estos, siendo aprobados por la ley de Dios, se les abastecerá por siempre con los elementos necesarios para sostenerlos en la perfección, y nunca morirán.

 

Los humbres, siendo mortales destruye la doctrina de tortura eterna.

"The soul
that sinneth,
it shall die."

    E1 reconocer bien el significado de los términos mortal e inmortal y el uso que de ellos se hace en las. Escrituras, destruye por completo el fundamento de la doctrina del tormento eterno. Está basada sobre la teoría, contraria a las Escrituras, de que Dios creó al hombre inmortal, que no puede dejar de existir y que Dios no puede destruirlo; por eso tienen por argumento que los incorregibles deben seguir viviendo en alguna parte y de alguna manera, y concluyen que, no estando en armonía con Dios, su eternidad debe ser una de miseria.

    Mas la Palabra de Dios nos asegura que E1 ha tomado medidas en contra de la perpetuación del pecado y de los pecadores, que el hombre es mortal, y que la pena completa del pecado voluntario, contra plena luz ya conocimiento de la Verdad, no será la vida en tormento, sino una segunda muerte. "E1 alma que pecare, ésa morirá."

 

"¿Quién eres tú
que pides cuentas a Dios?
"
Romanos 9:20

     Algunos mantienen la idea errónea de que en la dispensación de los favores de Dios entre sus criaturas, la justicia exige el no hacer ninguna distinción; que si El exalta a alguien a un alto puesto, en justicia debería hacer lo mismo con todos, a no ser que pueda demostrarse que algunos han perdido sus derechos; en tal caso a esos podía asignárseles un puesto inferior.

Dios tuvo la derecha de crear a Jesus más alto que los ángeles.     Si este principio fuera correcto demostraría que Dios no tenía derecho para crear a Jesús más elevado que los ángeles, y luego exaltarlo aún más, hasta la naturaleza divina, a menos que hubiese intentado hacer lo mismo con todos los ángeles y con toda la humanidad. Para llevar este principio aún más allá, si algunos hambres van a ser exaltados soberanamente y hechos partícipes de la naturaleza divina, entonces todos los hombres deben ser eventualmente elevados a esa misma posición.

    ¿Y por qué no llevar el principio a su límite extremo para aplicar la ley de progresión a la creación animal e irracional, llegando hasta los insectos, y decir que siendo todas criaturas de Dios, eventualmente deben llegar al plano más elevado de existencia, la naturaleza divina? Tal cosa ciertamente es un absurdo, pero tan razonable como toda otra deducción que se pueda derivar del asumido principio.

 

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    Tal vez nadie querrá llevar al extremo límite esta errónea suposición. Sin embargo, si fuera un principio basado tan solo en la justicia, ¿hasta dónde pudiera llegar y continuar siendo justicia? Y si tal fuera el plan de Dios, ¿en dónde se hallaría la grata variedad de todas su obras? Mas no es ése el plan de Dios.

    La naturaleza entera-tanto animada como inanimada-exhibe la gloria y la variedad de la sabiduría y poder divinos. Y así como "los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento proclama la obra de sus manos" en maravillosa variedad y belleza, en un grado mayor su creación inteligente exhibe en variedad la superior gloria de su poder. Llegamos a esta conclusión por medio de las expresas enseñanzas de la Palabra de Dios, por medio de la razón y tomando en cuenta las analogías de la naturaleza.

    Es muy importante que obtengamos el correcto punto de vista relativo a justicia. Un fervor nunca debe ser tomado como una merecida recompensa. Un acto de simple justicia no es motivo de especial gratitud, tampoco es una prueba de amor; sin embargo sabemos que Dios ha demostrado su amor por sus criaturas por medio de una serie de inmerecidos favores, y esto debiera provocar en ellas, para corresponder, su alabanza y amor.

 

La justicia entendió.    Al quererlo así, Dios tenía el derecho de hacernos criaturas de breve existencia aun en el caso de que nunca hubiera entrado el pecado en el mundo. Así hizo él a algunas de sus criaturas inferiores. E1 podría habernos permitido gozar de sus bendiciones por un breve período de tiempo y, sin proceder injustamente, luego acabar con nuestra vida.

 

Mouse.jpg (34144 bytes)      Ciertamente que ano una breve existencia hubiera sido un favor, pero es un mayor favor el que él haya hecho la provisión para la redención de esa existencia perdida a causa del pecado. Además, es un favor de Dios el que seamos seres humanos en vez de ser animales inferiores; es favor de Dios el que los ángeles poseen una naturaleza un poco superior a la del hombre; también es favor de Dios el que Jesús y su desposada tienen la promesa de llegar a participar de la naturaleza divina.

 

   Las indebidas aspiraciones de Satanás--
   "
¡Cómo caíste del cielo, astro brillante, hijo de la aurora!ste del cielo, astro brillante, hijo de la aurora!
   "
¡Cómo fuiste echado por tierra, tú, el destructor de las naciones!
   "T
ú que dijíste en tu corazón:
n:
   "Al cielo subir
   "Al cielo subir
é; sobre las estrellas de Dios levantaré mi trono; me sentaré en el Monte de la Asamblea, en lo más recóndito del Septentrión." n."
   Isa. 14:12,13
    Es apropiado, por lo tanto, que toda criatura inteligente reciba con gratitud lo que Dios le conceda.  Cualquier otra actitud merecería su desaprobación, y el persistir en ella redundaría en humillación y final destrucción.

    Nadie tiene el derecho de aspirar a ser un ángel por cuanto no ha sido invitado a alcanzar tal posición; un ángel tampoco tiene el derecho de aspirar a la naturaleza divina por no haberle sido ofrecida.

    Las indebidas aspiraciones de Satanás y su orgullo ocasionaron su degradación y le acarrearán su final destrucción. ( Isa. 14:14)

"El que se ensalzo será humillada, y el que se humilla será ensalzado" (Luc. 14:11) pero no necesariamente a la más elevada posición.

    

 

 

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Abraham

    Debido a falsas ideas con respecto a lo que es justo, y por otras causas, el punto relacionado a la elección- según es enseñada en las Sagradas Escrituras-ha sido objeto de mucha discusión y mal entender. Es un hecho innegable que las Escrituras enseñan la elección de unos pocos pero es motivo de considerable diferencia de opinión cuáles precisamente son los principios sobre los que se basa esa elección o selección.

    Algunos pretenden que es arbitraria e incondicional; otros aseguran que es condicional. Según creemos hay un grado de veracidad en esos dos puntos de vista. La elección, de parte de Dios, es la expresión de su selección con cierto propósito, para cierto oficio o condición.

   Dios ha elegido o determinado que algunas de sus criaturas ocupen el puesto de ángeles; que otras sean criaturas humanas; que otras sean animales inferiores tajes como cuadrúpedos, aves, peces, insectos, etc., y también ha determinado que otras de sus criaturas logren alcanzar a obtener la naturaleza divina.

    Y aun cuando Dios, conforme a ciertas condiciones, selecciona a los que han de alcanzar la naturaleza divina, sin embargo no se puede decir que los que sean admitidos a ella lo merecen por cuanto es solamente por favor de Dios que se tiene existencia en cualquier plano de vida.

 

    "Así que no es del que quiere, ni del que corre; sino de Dios que tiene misericordia." (Rom. 9:16) No es porque los escogidos sean mejores que los demás por lo que Dios les hizo la invitación a la naturaleza divina, puesto que El dejó a un lado a los ángeles que no habían pecado, y llamó a algunos de los pecadores redimidos para participar de los honores divinos.

    Dios tiene derecho de obrar como le plazca con lo suyo; y El se propone ejercitar este derecho para el cumplimiento de sus planes. Ya que todo lo que tenemos es por favor divino "¿quién eres tú que altercas con Dios? Dirá el vaso de barro al que lo labró:

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¿No tiene autoridad el alfarero sobre el barro?

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¿por qué me has hecho así? ¿Será que el alfarero no tiene derecho para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra (o para menos honra)?" (Rom. 9:20-21)

    Todos fueron creados por el mismo poder divino-algunos para que tuvieran una naturaleza más elevada y mayor honor, y otros para que tuvieran una naturaleza inferior y menos honor.

"Así dice Jehová, el santo de Israel, y su Hacedor (el Hacedor del hombre); ¿Me preguntaréis acerca de las cosas por venir? ¿Me mandaréis acerca de mis hijos y acerca de las obras de mis manos? Yo hice la tierra y crié sobre ella al hombre. Yo, mis manos extendieron los cielos y doy mis órdenes a todas las huestes de ellos."

"Porque así dice Jehová que creó los cielos, Dios mismo, el que formó la tierra, el que la hizo y la estableció: no en vano la creó sino para que fuese habitada la formó: Yo soy Jehová y no hay otro."
( Isa. 45:11, 12, 18-Lesser)

    Nadie tiene derecho de dar órdenes a Dios. Si El estableció la tierra, y si no la formó en vano sino para que la habitaran los hombres restaurados y perfectos, ¿quiénes somos nosotros para que alterquemos con Dios? ¿quién dirá que es injusto el no cambiar su naturaleza y hacer a todos partícipes de la naturaleza espiritual, como la de los ángeles, o como su propia naturaleza divina?

    ¡ Cuánto mejor sería el venir humildemente a la Palabra Divina y "preguntar" acerca de las cosas que están por venir, en cambio de "mandar" o suponer que Dios debe poner en practica nuestras ideas! Señor, retrae a tus siervos de los pecados de presunción; no dejes que tengan dominio sobre nosotros. Creemos que ninguno de los hijos de Dios a sabiendas dará órdenes a Jehová, no obstante, ¡cuán fácil y casi inconscientemente muchos caen en este error!

 

La raza humana son los hijos de Dios por creación--la obra de sus manos.    Los miembros de la raza humana son hijos de Dios por creación-la obra de sus manos-y su plan con referencia a ellos se revela claramente en su Palabra. Pablo dice que el primer hombre (el cual fue una muestra de lo que será la raza cuando sea perfecta), fue de ‘a tierra, terrestre; su posteridad, con excepción de la Iglesia de la Edad Evangélica, en su resurrección será aún terrena, eso es, humana, adaptada a la tierra. ( 1Cor. 15:38, 44)

    David dice que el hombre fue hecho sólo un poco inferior a los ángeles, y que fue coronado de gloria, honra y dominio, etc. (Sal. 8:4-8) Pedro, nuestro Señor, y los Profetas que han habido desde que el mundo existe, declaran que la raza humana será restaurada a esa gloriosa perfección, y que tendrá otra vez dominio sobre la tierra, como lo tuvo su representante, Adam. Hech. 3:19-21

    Este es el legado que Dios ha querido dar a la raza humana.   ¡Y qué legado tan glorioso! 

 

 

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a las escenas de miseria y dolor, de degradación y tristeza que aún prevalecen a causa del pecado, e imagináos la gloria de la tierra perfecta.

    Ni una mancha de pecado empaña la armonía y la paz de la sociedad perfecta; ni un pensamiento amargo, ni una palabra o mirada áspera; el amor rebosa en todo corazón y encuentra eco en el corazón de los demás; la benevolencia satura todas las acciones.

    Allí no habrá más enfermedades, ni dolores; tampoco habrá evidencias de decaimiento-ni aun siquiera el temor de talos cosas.

    Pensad en los más hermosos modelos de comparativa salud, belleza de formas y figura humanas, y sabed que la humanidad perfecta sobrepujará a todo esto en hermosura.

    La pureza interior, junto con la perfección moral y mental, lucirán y llenarán de gloria a toda faz radiante.

    Tal será la sociedad aquí en la tierra, y al apercibirse que la obra de resurrección está completa, cesarán de brotar las lágrimas de los pobres angustiados cuyos ojos humedecía el dolor.
Apoc. 21:4
 

 

La humanidad será encantada en la gloria de el plano humano.

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Así como Dios se regocija en perfección talmbién lo hará los hombres.

 

 

 

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    Y este tan solo es el cambio que se efectuará en la sociedad humana. Recordemos también el hecho de que la tierra, la que fue creada para "ser habitada" por esta clase de seres, llegará a ser una morada adecuada y llena de atractivos para ellos, como estaba representado en el paraíso edénico, en el cual el hombre representante fue colocado en un principio. El paraíso será restaurado.

    La tierra ya no producirá espinas ni abrojos; no se requerirá el sudor del hombre en pago de su pan, sino que "la tierra (fácil y naturalmente) dará su froto."

    "El desierto florecerá como la rosa," la creación animal inferior será perfecta, sirviendo gustosa y obedientemente; la naturaleza, con toda su agradable variedad, atraerá al hombre en todas direcciones invitándole a buscar y conocer la gloria, el poder y el amor de Dios; y tanto la mente como el corazón rebosarán de júbilo.

    El deseo insaciable que ahora nos domina de tener siempre algo nuevo, no es una condición natural sino una anomalía, motivada por nuestra imperfección y las poco satisfactorias condiciones que nos rodean. No es conforme a un carácter semejante al de Dios el anhelar algo nuevo. A la vista de Dios todas las cosas son viejas; y El se regocija más en las cosas que son viejas y perfectas. Así será cuando el hombre sea restaurado a la imagen de Dios.

    El hombre perfecto no conocerá ni apreciará en su debido valor la gloria de la existencia espiritual, y por lo tanto no la ambicionará, puesto que es una naturaleza diferente, de la manera como los peces y las aves, por la misma razón, prefieren y se gozan en su propio elemento y naturaleza. El hombre estará tan absorto y se extasiará tanto con la gloria que lo rodee en el plano humano, que no tendrá aspiración ni preferencia por otra naturaleza o condiciones que las que posee.

     Una mirada a la actual experiencia de la Iglesia sirve para demostrar esto. "Cuán difícilmente (con cuánto trabajo) entrarán en el reino de los cielos los que tienen riquezas de este mundo." Las pocas buenas cosas que se poseen, aun bajo las condiciones prevalecientes en el actual mundo del mal y de la muerte, a tal grado cautivan la naturaleza humana, que necesitamos la ayuda especial de Dios para mantener nuestras intenciones y propósitos fijos en las promesas espirituales.

 

¿Cuál es el plan de Dios para la iglesia Cristiana?     Que la Iglesia Cristiana, el Cuerpo de Cristo, es una excepción al plan general de Dios para con la humanidad, se evidencia en el aserto de que su elección fue determinada en el plan divino desde antes de la fundación del mundo (Efe. 1:4-5), en cuyo tiempo Dios no sólo previa la caída de la raza en el pecado, sino que también predeterminó la justificación, la santificación y la glorificación de tal clase, a la cual ha estado llamando durante la Edad Evangélica, invitándola a que deje el mundo y se transforme a la imagen de su Hijo, viniendo a ser participantes de la naturaleza divina y coherederos con Cristo Jesús en el Reino Milenario que establecerá la justicia y la paz universales.  Rom. 8:28-31

    

La iglesia es selecionada para un propósito.

La clase de laiglesia se escoge por una prueba individual y por medio de una victoria individual.

    Esto demuestra que la elección o selección de la Iglesia fue algo predeterminado por parte de Dios; pero fijémonos que no es una elección incondicional de los miembros individuales de la Iglesia. Antes de la fundación del mundo Dios determinó que se elegiría tal compañía con tal propósito y en el tiempo especificado para ello-la Edad Evangélica.

    Aun cuando no dudamos que Dios de antemano podía haberse dado cuenta de la conducta de cada miembro individual de la Iglesia, y que El había podido saber desde un principio quiénes serían dignos de constituir "el pequeño rebaño," sin embargo, no es así como se nos presenta la doctrina de la elección en las Escrituras.

    Los Apóstoles no trataron de inculcar la idea de la predestinación individual, sino que en el propósito de Dios se necesitaba una clase para   llenar ese puesto honorable, y que la elección de tal clase sería bajo las condiciones de pruebas severas de fe y de obediencia, y del sacrificio de los privilegios terrenales, etc., aun hasta la misma muerte.

    De esta manera, por medio de una prueba individual, y por medio de una "victoria" individual, los miembros individuales de la clase predestinada son escogidos 0 aceptados para que gocen de los beneficios predeterminados por Dios para esta clase.     

 

"Glorificó" significa "Honró."

 

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    La palabra "glorificó" en Romanos 8:30, traducida de la griega doxazo, significa honró. La posición para la cual se ha elegido a la Iglesia es una de gran honor A ningún hombre se le podía ocurrir el aspirar a honor tan grande. Aun Jesús mismo recibió la invitación antes de que lo aspirara, pues leemos:

"De manera que ni Cristo se glorificó (doxazo-honró) a sí mismo para llegar a ser Sumo Sacerdote, sino Aquel que le dijo: Mi hijo eres tú, yo te ha engendrado hoy."

    De esta manera el Padre Celestial honró a Jesús nuestro Señor, y todos los del cuerpo elegido que han de ser coherederos con El, serán igualmente honrados por el favor de Jehová. La Iglesia, lo mismo que su Cabeza, empieza a experimentar ese "honor" cuando es engendrada por Dios a la naturaleza espiritual por medio de la palabra de verdad
(Sant. 1:18) y llegará a obtener ese honor en su plenitud cuando nazca del espíritu, como seres espirituales, a la imagen de la Cabeza glorificada.

    Los que Dios honrará de esa manera deben ser perfectos y puros; y puesto que éramos pecadores por herencia, El no sólo nos llamó o invitó a ese honor, sino que adicionalmente proveyó la justificación del pecado por medio de la muerte de su Hijo, para que pudiésemos recibir el honor para el cual nos llama.

 

Llamados, escogidos y fieles.

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    Dios hace un llamamiento muy general al escoger este "rebaño pequeño" "muchos son los llamados." No se llama a todos. Al principio durante el ministerio de nuestro Señor, el llamado se limitó a Israel según la carne; mas ahora, a cuantos encuentran los siervos de Dios (Luc. 14:23) se les insta y constriñe (mas no se les obliga) a entrar y gozar de esta fiesta especial de favor.

    Pero ni siquiera de entre los que oyen y aceptan son todos dignos. Se les provee de trojes de boda (la justicia imputada de Cristo), mas algunos no quieren ponérsela y tienen que ser rehusados; y de entre los que se ponen el traje de la justificación y reciben el honor de ser engendrados a una nueva naturaleza, cierto número deja de hacer segura su llamada y elección por causa de poca fidelidad a su pacto.

    Se dice de los que son dignos de aparecer con el Cordero en gloria: "Son llamados, y escogidos y fieles." Apoc. 14:1; 17:14

   

El llamanmiento tiene condiciones.

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    La llamada es efectiva; la determinación de Dios para elegir y exaltar una Iglesia, es incambiable; mas quiénes han de ser de esta clase escogida, es condicional. Todos los que deseen participar de los honores predestinados deben cumplir con las condiciones de la llamada.

"Temamos pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca haber sido privado de él." (Heb. 4:1)

    Aun cuando el gran favor no es del que quiere, ni del que corre, si es para aquel que quiere y para el que corre cuando ha sido llamado.

    Confiamos en que de esta manera hemos vindicado claramente el propósito y derecho absoluto de Dios para obrar como le plazca; ahora llamamos la atención al hecho de que el principio que caracteriza la concesión de todos los favores de Dios es el bien general de todas sus criaturas.

 

No hay ningun mesclando de naturalezas.     Ya que bajo la autoridad de las Escrituras reconocemos como un hecho establecido el que las naturalezas espiritual y la humana son separadas y distintas, -que la mezcla de las dos naturalezas no forma parte del designio de Dios, sino que produciría una cosa imperfecta, y que el cambio de una naturaleza a la otra no es la regla sino la excepción-ocurrida solamente en el caso del Cristo-entonces viene a ser un asunto de profundo interés para nosotros el darnos cuenta de cómo se llevará a cabo ese cambio, bajo qué condiciones se obtendrá, y de qué manera se efectuará.

 

El cambio de naturaleza de humana a divina es un premio.

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"Ha resusitado."

    Las condiciones bajo las cuales la Iglesia puede ser exaltada con su Señor a la naturaleza divina (2 Ped. 1:4), son precisamente las mismas bajo las cuales El la recibió, siguiendo las huellas de sus pies (1 Ped. 2:21), presentándose en sacrificio vivo, como lo hizo El, y luego, llevar a cabo fielmente ese voto de consagración hasta que el sacrificio termine en la muerte.

    Este cambio de la naturaleza humana a la divina se da como premio a los que durante la Edad Evangélica sacrifican la naturaleza humana como lo hizo nuestro Señor, junto con sus intereses, esperanzas y aspiraciones presentes o futuras-aun hasta la muerte.

    A su resurrección éstos despertarán no para participar con el resto de la humanidad en la bendita restitución a la perfección humana junto con las bendiciones que la acompañan, sino para tomar parte de la semejanza, la gloria y el goce del Señor, como partícipes juntamente con El de la naturaleza divina.  Rom. 8:17; 2 Tim. 2:12

 

La Nueva Naturaleza: Engendramiento y más tarde Nacimiento.

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El bautismo por agua

    El principio y desarrollo de la nueva naturaleza es semejante al principio y desarrollo de la vida humana. De la manera como en la una ocurre un engendramiento y más tarde el nacimiento, asimismo sucede con la otra. Se dice de los santos que son engendrados de Dios por medio de la Palabra de Verdad.
(1 Ped. 1:3; Sant. 1:18)

    Eso es, reciben de Dios, por medio de su Palabra, el primer impulso en la vida divina. Cuando después de haber sido justificados gratuitamente, por medio de la fe en el rescate, oyen el llamamiento:

"Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo (rescatado, justificado, y por lo tanto) acepto a Dios, el cual es vuestro servicio razonable." (Rom. 12:1),

y cuando en obediencia a ese llamado, por completo consagra a Dios su humanidad justificada en sacrificio vivo, al lado de Jesús, Dios lo acepta y en el mismo acto comienza la vida espiritual.

    Los talos inmediatamente empiezan a pensar y proceder de acuerdo con la mente nueva (transformada) que los impele, aun hasta el grado de sacrificar los deseos humanos. Estos, desde el momento de la consagración son considerados por Dios como "nuevas criaturas."

 

El desarollo de embrión Nuevas criaturas.

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    De modo que para estas "nuevas criaturas" en embrión las cosas viejas (los deseos, esperanzas y planes humanos), ya han pasado y todas las cosas han venido a ser nuevas. La "criatura nueva" en embrión crece y se desarrolla continuamente a medida que se crucifica la naturaleza vieja junto con sus esperanzas, sus aspiraciones y deseos.

    Estos dos procesos progresan simultáneamente, desde el tiempo en que comienza la consagración hasta que se efectúa la muerte de la naturaleza humana y el nacimiento de la espiritual.

    A medida que por medio de la Palabra, el espíritu de Dios continué aclarando más y más sus planes, vivifica aun nuestros mismos cuerpos mortales (Rom. 8:11) capacitándolos para que le rindan servicio; mas a su debido tiempo tendremos cuerpos nuevos-espirituales, celestiales, adaptados en todo sentido a la nueva mente-la divina.

 

La primera resurección.     El nacimiento de la "nueva criatura" se verifica en la resurrección ( Col. 1:18); y a la resurrección de esta clase se le da el nombre de resurrección primera o escogida. (Apoc. 20:6) Debe tenerse presente que no somos seres espirituales ahora, sino hasta la resurrección, aun cuando desde que recibimos el espíritu de adopción se nos reconoce como talas. (Rom. 8:23-25; Efe. 1:13-14; Rom. 6:10-11) Cuando seamos seres espirituales, eso es, cuando seamos nacidos del espíritu, no seremos por más tiempo carnales, puesto que "lo nacido del Espíritu, espíritu es."

 

Consagración     El nacimiento a la naturaleza espiritual en la resurrección debe ser precedido por el engendramiento del Espíritu en la consagración, precisamente como el nacimiento en la carne es precedido por el engendramiento de la carne.

    Todos los que han nacido de la carne, a la semejanza de Adam, el terreno, fueron primero engendrados según la carne, y otros han sido engendrados nuevamente por el Espíritu de Dios. por medio de las Palabra de Verdad, para que cuando sea tiempo, en la primera resurrección, nazcan según el Espíritu, conforme a la semejanza divina.

"Y así como ( los que compongan la Iglesia) hemos llevado la imagen del terreno, llevaremos también la imagen del celestial" si no cayéremos de la gracia. 1Cor. 15:49; Heb. 6:6

 

Renovando sus mentes – un proceso de transformación.
"Os ruego, hermanos, por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos como hostia viva, santa agradable a Dios culto espiritual vuestro."
Rom. 12:1
    Aun cuando la aceptación de la llamada celestial y nuestra consagración en obediencia a ella se deciden en un momento dado, sin embargo, el traer todo pensamiento en armonía con la mente de Dios es una tarea gradual, inclinando poco a poco hacia el cielo aquello que por naturaleza se inclina hacia la tierra. El Apóstol califica de transformación este proceso al decir:

"No os conforméis a este mundo, sino antes transformaos (a la naturaleza celestial) por medio de la renovación de nuestra mente, para que experimentéis cual es la buena, la aceptable y perfecta voluntad de Dios."  Rom. 12:2 

    Debe tomarse en cuenta que estas palabras del Apóstol no se dirigen al mundo incrédulo sino a los que él reconoce como hermanos, como lo demuestra el versículo anterior: "Ruégaos pues hermanos . . . que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y acepto a Dios."

 

La transformación de cáracter y de naturaleza.

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El altar de Sacrificio

 

 

 

 

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    Se cree comúnmente que cuando un hombre se convierte o deja el pecado para seguir la justicia, y deja la incredulidad y la oposición a Dios para confiar en El, que esa es la transformación a que Pablo se refiere. Esa es una transformación del carácter, mas Pablo se refiere a la transformación de la naturaleza que se ha prometido a los creyentes durante la Edad Evangélica, bajo ciertas condiciones, y él urge a los creyentes a que cumplan esas condiciones.

    Si desde antes no se hubiera efectuado una transformación del carácter en aquellos a quienes se dirigía, él no podía haberlos calificado de hermanos-hermanos que tenían algo "santo y acepto a Dios" que ofrecer en sacrificio, puesto que sólo los que son justificados por medio de la fe son considerados por Dios como santos y aceptos.

    Una transformación de su naturaleza será la porción de los que durante la Edad Evangélica presenten su humanidad justificada como sacrificio vivo, así como Jesús presentó su humanidad perfecta en sacrificio, abandonando todos los derechos a la existencia humana futura, lo mismo que haciendo a un lado los goces, privilegios y derechos humanos.

    Lo primero que se sacrifica es la voluntad humana, y desde entonces ya no somos guiados por nuestra voluntad ni la de ninguna otra persona, sino solamente por la voluntad divina. La voluntad divina se hace nuestra, y la humana la consideramos no como la nuestra sino como la de otra persona, la que hemos de rechazar y de sacrificar.

    Habiéndose hecho nuestra la voluntad divina, empezamos a pensar, a raciocinar y a juzgar las cosas desde el punto de vista divino; el Plan de Dios llega a ser nuestro plan, y sus caminos nuestros caminos. Nadie puede comprender claramente esta transformación si de buena fe no se ha presentado como sacrificio, habiéndola experimentado como consecuencia.

    Antes de esto podríamos haber gozado de todo lo que no es pecaminoso, porque el mundo y todo lo bueno que hay en él fue hecho para el goce del hombre, la única dificultad siendo el dominar las propensiones pecaminosas. Mas los consagrados, los transformados, además de esforzarse en subyugar el pecado, deben sacrificar las buenas cosas del tiempo presente y dedicar todas sus energías al servicio de Dios.

    Y los que son fieles en el servicio y en el sacrificio, diariamente se darán cuenta de que este mundo no es su lugar de reposo, y que aquí no tienen ciudad estable. Mas sus corazones y sus esperanzas se fijarán en el "reposo que resta para el pueblo de Dios." Y esa bendita esperanza los vivificará e inspirará a que continúen sacrificando.

 

"Y no os acomodéis a este siglo, antes tranformaos, por la renovación de vuestra mente, para que experimentéis cuál sea la voluntad de Dios, que es buena y agradable y perfecta."
Rom. 12:2

 

 

Las "arras"
de nuestra herencia.

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    De este modo, por medio de la consagración, la mente se renueva o se transforma, y los deseos, las esperanzas y las aspiraciones empiezan a elevarse hacia las cosas espirituales e invisibles que se nos han prometido, mientras que las esperanzas humanas, etc., mueren. Los que son transformados de esta manera, o que se encuentran en el proceso del cambio, son considerados como "nuevas criaturas" engendradas por Dios, y partícipes hasta ese grado de la naturaleza divina.

    Nótese bien la diferencia entre estas "nuevas criaturas" y los creyentes o "hermanos" que se hallan solamente justificados. Los de esta clase son todavía de la tierra, sus esperanzas, sus ambiciones y sus propósitos son talos que serán aprobados y plenamente concedidos en la prometida restitución de todas las cosas.

    Mas los de la clase anterior no son de este mundo así como Jesús no es de este mundo, y sus esperanzas se dirigen hacia las cosas invisibles, donde Cristo se sienta a la diestra de Dios. La perspectiva de la gloria terrena, la que sin duda tiene muchos encantos para el hombre natural, no satisface ya a los que son engendrados de esa esperanza celestial, a los que ven las glorias de las promesas celestiales, y que aprecian la parte que se les ha asignado en el plan divino.

    Esta mente nueva, divina, constituye las arras de nuestra herencia de la completa naturaleza divina-la mente y el cuerpo. Puede ser que algunos se sorprendan un poco acerca de la expresión: "un cuerpo divino," mas se nos dice que Jesús es ahora la imagen perfecta de la persona de su Padre, y que los vencedores serán "como El" y lo verán "como El es."
(1 Jn. 3:2) "Hay cuerpo natural (humano), y hay cuerpo espiritual." ( 1 Cor. 15:44)

    No podríamos imaginarnos ni a nuestro Padre Celestial, ni a Jesús nuestro Señor como grandes mentes sin cuerpos Sus cuerpos son gloriosos, espirituales, no obstante, todavía no se ha manifestado cuán grande es su gloria, ni lo será, sino hasta que nosotros también participemos de la naturaleza divina.

 

La transformación de mente – es
gradual

El cambio del cuerpo  – es instantáneo

    Aun cuando esta transformación de la mente, de lo humano a lo espiritual, es una obra gradual, no obstante el cambio del cuerpo humano a uno espiritual no será gradual sino instantáneo. ( 1 Cor. 15:52) Ahora, como Pablo dice, tenemos este tesoro (la mente divina) en vasijas terrenas, mas a su debido tiempo el tesoro estará en una vasija gloriosa, apropiada a él-el cuerpo espiritual.

 

Las naturalezas espirituales tienen más facultades que las humanas.

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    Hemos visto que la naturaleza humana es a semejanza de la espiritual (Gén. 5:1) Por ejemplo: Dios tiene voluntad, los hombres y los ángeles también la tienen; Dios tiene raciocinio y memoria, también la tienen sus criaturas inteligentes-los ángeles y los hombres.

    El carácter de las operaciones mentales en cada cual es el mismo; con los mismos detalles para raciocinar, y bajo condiciones similares, esas naturalezas diferentes pueden arribar a las mismas conclusiones.

    Aun cuando las facultades mentales de la naturaleza divina, angélica y humana son similares, sin embargo, sabemos que las naturalezas espirituales tienen poderes mayores y superiores a los humanas-poderes que, según creemos, se deben no a facultades diferentes sino al mayor alcance de esas mismas facultades, y de las diferentes circunstancias bajo las cuales operan.

    La naturaleza humana es una perfecta imagen terrena de la naturaleza espiritual, poseyendo las mismas facultades, pero limitadas a la esfera terrenal, y con la habilidad y disposición para discernir más allá, únicamente en la medida que a Dios le place revelar para beneficio y felicidad del hombre.

 

Solamente vislumbramos la sabiduría y poder divina.

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    La naturaleza divina es el orden más elevado de la naturaleza espiritual, y ¡cuán inmensurable es la distancia entre Dios y sus criaturas! Podemos solamente vislumbrar la gloria de la sabiduría y poder divinos a medida que Dios, como en un cuadro panorámico, exhibe ante nosotros algunas de sus obras maravillosas. La gloria de la humanidad perfecta, sin embargo, sí la podemos medir y comprender.

    Teniendo estos puntos bien claros en nuestra mente, podemos comprender como se efectúa el cambio de la naturaleza humana a la espiritual, o sea llevando a condiciones más elevadas los mismos poderes mentales. Cuando estemos revestidos del cuerpo espiritual tendremos los poderes celestiales que pertenecen a ese cuerpo glorioso, y tendremos la capacidad de pensamiento y el alcance de poder que le pertenecen.

    El cambio o transformación mental de lo terreno a lo celestial, que experimentan los que se consagran al Señor, es el principio de ese cambio de naturaleza. No es un cambio de cerebro, ni se efectúa un milagro en su cambio de operación, mas es la voluntad y la inclinación de la mente las que sufren un cambio.

    Nuestra voluntad y nuestros sentimientos representan nuestra individualidad, por eso cuando nuestra voluntad y nuestros sentimientos se cambian de esta manera, somos transformados y considerados como si en efecto perteneciéramos a la naturaleza celestial. Es cierto que esto no es más que un pequeño principio, mas un engendramiento, como se le llama a esto, es siempre un pequeño principio; sin embargo, constituye la prenda o seguridad de la obra consumada. Efe. 1:13, 14

 

El cambio de naturaleza no causa una perdida de identidad.

 

    Algunos preguntan: ¿Cómo nos conoceremos cuando estemos cambiados? ¿Cómo sabremos entonces que nosotros somos los mismos seres que vivimos, sufrimos y nos sacrificamos para poder ser partícipes de esta gloria? ¿Seremos los mismos seres conscientes? De seguro que sí, puesto que si morimos con Cristo, viviremos también con El.
( Rom. 6:8) Los cambios que nuestro cuerpo sufre diariamente no hacen que olvidemos el pasado o que perdamos nuestra identidad.*
    *Nuestro cuerpo humano está cambiando constantemente. Segun la ciencia nuestro cuerpo cada siete años sufre un cambio total en los átomos de que se compone.
    De esta manera, el cambio prometido de cuerpos humanos a espirituales no destruirá ni la memoria ni la identidad. sino que aumentara su poder y su radio de acción.
    La misma mente divina que ahorra es nuestra, con la misma memoria y la misma capacidad para raciocinar, etc., encontrará entonces sus poderes aumentados a inmensurables alturas y profundidades en armenia con sí nuevo cuerpo espiritual; y la memoria trazará toda nuestra carrera desde la mas temprana edad, pudiendo comprender, claramente, por medio del contraste, lo glorioso del premio de nuestro sacrificio.
    Mas esto no podría acontecer si la naturaleza humana no fuese una imagen de la espiritual.
 

 

 

 

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    Esos pensamientos pueden ayudarnos a entender cómo el Hijo, cuando obtuvo el cambio de las condiciones espirituales a las humanas-a la naturaleza humana y sus limitaciones terrenas-fue un hombre; y aun cuando era el mismo sér en ambos casos, bajo las primeras condi
ciones era espiritual y bajo las segundas fue humano. Por ser las dos naturalezas separadas y distintas, no obstante una la semejanza de la otra, siendo comunes a ambas las mismas facultades mentales (memoria, etc.)

    Jesús pudo darse cuenta de la gloria que El tuvo antes de llegar a ser hombre, pero que no poseyó mientras fue de la naturaleza humana, como lo prueban sus palabras: "Padre, glorifícame tú, contigo mismo, con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo fuese," (Jn. 17:5) la gloria de la naturaleza espiritual. Esta oración fue más que contestada en su presente exaltación a la forma más elevada de seres espirituales, la naturaleza divina.

 

Ustedes que son consagrades ¿Cuáles son las influencias que permites en su vida?

"...Seas transformado."

 

 

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    Refiriéndonos nuevamente a las palabras de San Pablo, hacemos presente que el texto "No os conforméis a este siglo (mundo), mas transformaos por medio de la renovación de vuestra mente" sería más propiamente transcrito: "No seáis conformados a este mundo, mas sed transformados . . ."

    La idea está mejor expresada de este modo puesto que nosotros mismos no nos conformamos o transformamos, sino que, o nos sometemos a ser conformados (formados como) con este mundo, por medio de las influencias mundanas (el espíritu del mundo que nos rodea), o nos sometemos a la voluntad de Dios, a la santa voluntad o Espíritu, para ser transformados por medio de las influencias celestiales obrando por medio de la Palabra de Dios.

    Vosotros que sois consagrados, ¿a qué influencias os estáis sometiendo? Las influencias transformadoras tienden hacia el sacrificio y sufrimientos presentes, si vosotros os estáis desarrollando bajo estas influencias transformadoras, estáis experimentando diariamente la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.

 

Sky3F.jpg (2214 bytes)     Ojalá que cuantos han colocado su todo en el altar de sacrificio, continuamente tengan presente que aun cuando la Palabra de Dios contiene promesas tanto terrestres como celestes, solamente estas últimas nos pertenecen. La llamada nuestra no es solamente a la naturaleza espiritual sino al más alto orden de los seres espirituales-la naturaleza divina, "tanto más excelente que los ángeles." (2 Ped. 1:4; Heb 1:4)

    Este llamado celestial se limita a la Edad Evangélica; no se hizo nunca antes, y terminará cuando ésta concluya. Antes de hacerse la llamada celeste se hizo una llamada terrestre, mas ésta fue imperfectamente comprendida; se nos dice que tal llamada continuará después de la Edad Evangélica. 

 

 

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    Tanto la vida ( para los que sean restaurados como seres humanos) y la inmortalidad (el premio prometido al cuerpo de Cristo), fueron ambas traídas a la luz durante esta edad.
( 2 Tim. 1 :10)

  Tanto la naturaleza humana como la espiritual serán gloriosas en SU perfección, ano cuando son separadas y distintas. No será un rasgo insignificante de la gloria de la obra terminada de Dios la hermosa variedad y al mismo tiempo admirable armonía-entre sí y con Dios en todas las cosas, tanto animadas como inanimadas.

 

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